Los nutrientes como el nitrógeno, el potasio y el fósforo son esenciales para la producción vegetal agrícola. Éstos pueden suministrarse través de abonos producidos comercialmente, o mediante sustancias orgánicas como el estiércol animal. Sin embargo, si se utilizan en exceso, los nutrientes pueden ser una fuente de contaminación del aire, el suelo y el agua, además de tener efectos adversos tanto para la biodiversidad como para el clima. Las actividades agropecuarias son consumidores de recursos hídricos y agrarios, pero sobre todo son relevantes para el estudio por la contaminación de las aguas superficiales y subterráneas que pueden provocar a través de las deyecciones. En la Región se producen 28.099 Toneladas N anuales, procedentes de granjas y cultivos principalmente. Una solución ecológica como la bioestimulación para el problema de los purines, puede utilizarse para absorber el nitrógeno amoniacal pudiendo ser aplicada en campos como fertilizante de liberación lenta; a la vez que trabaja generando elementos biogénicos mediante la estimulación bacteriana local, descomponiendo en cada momento los enlaces covalentes de CHONPS (nuevas moléculas).